jueves, 7 de noviembre de 2013

Atípico

Hoy fue uno de esos días atípicos que todos tenemos alguna vez.
He llorado tres veces en todo el día con motivo y sin control.
He llegado a mi tope emocional, he sentido que no puedo más, que quizá todas esas lágrimas estaban ya de exceso en mi cuerpo.
No recuerdo haber llorado tantas veces, no es común en mí, o por convención o por tradición o por tontera.
Y no me contuve cuando en un primer momento conversé con tanta rabia con alguien a quien no entendí el por qué de sus constantes "equivocaciones".
O tal vez en sí la cólera era porque el tonto era yo por querer comprender lo incomprensible.
Y lloré otra vez al recordar que he sido el peor ser humano del mundo por no cumplir con mis promesas cuando para mí la palabra vale como un contrato firmado en una notaría.
Y seguí llorando como un niño tratando de comprender la injusticia del mundo para con las personas que se sacan la mierda día a día pero que aun así siguen siendo teniendo todo al revés de sus deseos.
Y odié la distancia, las enfermedades que no tienen remedio, los teléfonos, las promesas incumplidas, los errores repetitivos y las palabras vacías.
Cuando casi me había quedado dormido me levanté tratando de continuar con mi vida, con lo que me tocaba hacer en aquellos momentos, fue inútil.
Dolor de cabeza, los ojos hinchados y cansados, la cintura adolorida.
Luego otra llamada más sin buenas noticias.
El silencio doloroso que queda luego de escuchar la frase "no hay más que se pueda hacer".
Y recordé además ese adiós obligado porque tampoco ya hay más esperanza en el fondo del abismo donde ni la luz del sol llega.
Y sollocé a solas, me sequé alguna lágrima más escuchando la música que había en el ordenador, sin pensar en más.



No hay comentarios.: