lunes, 21 de julio de 2008

Ideas Equivocadas

Hay muchas cosas que uno las entiende como "que así deben ser (o son) por algo". Ciertos "paradigmas" como me dijo un "amigo"(así lo llamaré para referirme a la persona que me sirve de base para lo que escribo), que uno tiene en la mente como un tema de causa-efecto, como percepciones de lo que es, convencionalismos que utilizamos para explicar sucesos, pero muchas veces estamos totalmente equivocados.


Recuerdo hace un poco de tiempo en una convocatoria para una empresa grande, donde estábamos más de doscientos jóvenes reunidos, provenientes de todo el Perú y que con la ansiedad y angustia encima, nos intentábamos relajar conversando, pensando en silencio y quizá algunos hasta pensaban en voz alta "que si yo vengo de un colegio particular soy mejor alumno que algún otro que solo a nacional (estatal)", o "si vivo (y nací) en la costa o en una residencia con internet y cable sé más que alguien que no tiene el acceso", que "porque estudio en una universidad de renombre o la más costosa estoy seguro que ganaré el examen", etc., etc., mientras escuchábamos las instrucciones sentados en el auditorio para iniciar los exámenes. Tal vez como una mala manera de darse ánimo y sentirse más, como una forma instaurada de soberbia y prejuicio por los "otros", por los que están incluidos en el efecto negativo de ese raciocinio ( y excluidos del Perú todavía) que darían respuesta a la "lógica", a esas "verdades incuestionables".


— ¡Es un montón de tiempo! Debí almorzar primero. No hubiese tenido tiempo igual, vivo demasiado lejos. - me dijo luego de escuchar que los exámenes se prolongarían hasta la tarde, sin dejar una divertida sonrisa.

—Hubiesen sido buenas unas "papas frish". Te cuento que en mi tierra como no hay refris (refrigeradoras) utilizamos los techos y el hielo que cae en las noches y madrugadas, así tenemos unas papas como salidas del "freezer" para desayunar, a veces almorzar o cenar.

—Acabé mi carrera el año pasado. Me demoré un poquito más. No fue fácil. Tuve que trabajar dos años antes como soldador, era lo que había aprendido en mi colegio técnico y en lo único que encontré trabajo, pero quería ser ingeniero como sea.

—Mis papás llegaron de Puno, nos trajeron a vivir al Callao. No es muy bonita quizá la zona que nos tocó, pero ahí nos acomodamos. Y a trabajar desde chicos en lo que se pueda. Siempre hay que convivir con la delincuencia y con los drogadictos. Pero decidí que no sería igual que ellos, que el grupo donde estaba, que la comunidad mala donde vivo, no me influenciarían. Siempre quise ser más. Sabía que podía ser distinto y ayudar a mi familia.

—Mi papá nos abandonó. Se fue con otra mujer acá en Lima y nos quedamos solos mis hermanos menores y mamá. Tuve que sostener a mis hermanos pero no fue malo, todo salió bien y con un poco más de esfuerzo empecé a estudiar en la universidad y ahora ya tengo mi cartón.

No hice más que escucharlo. Su historia tan parecida a las que a veces salen en las crónicas o reportajes era más interesante que no había mucho que agregar.

Dicen que las personas se drogan porque vienen de familias disociadas, de lugares pobres, de comunas con graves problemas sociales, con altos índices de delincuencia. Dicen que algunos aprenden menos o tardan en aprender porque sus padres son separados, porque hubo violencia familiar, porque no comieron bien, porque su alimentación cuando fueron niños fue mala. Se dice que los que dañan las grandes ciudades son los "marginales", la gente que llega a poblar los cerros y las periferias y que en su mayoría provienen de la sierra. Decimos que no tenemos oportunidad ante los que estudiaron en una gran y costosa universidad. Decimos que el grupo nos obligó a hacer tal o cual cosa. Que no podemos decidir ser nosotros mismos. Se dicen y decimos tantas y tantas tonterías.


La hora de empezar los exámenes llegó, no hubo tiempo ni de despedirnos ni de desearse suerte. Solo suerte, porque el éxito ya está logrado para personas como él.

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