Es un mes de Mundial de fútbol, es un mes para hombres, se lee en una frase a manera de etiqueta, discutible quizá. Y no es que quiera hacer esta distinción de género o apoye confiado dicha expresión, la escucho y la leo todos los días. Al parecer, a la mayoría de chicas, también según mi corta experiencia —que limita el universo de donde tomar una muestra suficiente que haga valedera esta afirmación—, no les interesa, ni quieren saber del deporte rey y si pudiesen nos sacarían de ese mundo futbolero con el cual rivalizan muchas veces, tal cual amenaza de infidelidad.
— ¿Hola mi amor, qué estás viendo? —Me dijo con una voz muy suave y cariñosa, acercándose a darme un beso, que como nunca lo di rápido y sin dejar de mirar la tele.
— ¡Ah, son las Olimpiadas verdad! —Se respondió ella misma al no obtener el mínimo intento de mi parte de despejar su duda.
— Niña, no son las Olimpiadas, esas ya pasaron. Es el Mundial de fútbol. —Respondí aun sin mirarla a los ojos mientras ella se acostaba a mi lado en la cama.
— Ah, ya. ¿Y cuál es el Barcelona que siempre ves amor?
A casi todas las chicas que he conocido no les gusta el fútbol por lo que pensé hacer memoria y elaborar una pequeña encuesta, sin base científica ni valor informativo.
Y vamos...
Según lo que tengo, hay un 50% de chicas a quienes no les gusta el fútbol para nada (a pesar que en los últimos tiempos esto ha cambiado y hay más tolerancia). Lo aborrecen y el mes del Mundial es, o bien para tener tiempo libre de sus parejas o para soportarlos hablando de lo mismo en todo momento y lugar, un suplicio. No entienden cómo podemos estar algo de dos horas mirando a veintidós personas tras un balón en un deporte “campal” que consideran poco menos que salvaje.
— ¡Pero si se patean amor!, ¡mira como le dio un puñetazo!, ¡para eso juegan!—.
Además les parece increíble que vayamos a dormir temprano y que nos despertemos, como nunca, antes que salga el sol para apoderarnos del control remoto del televisor.
A este gran grupo de chicas solo les agradaría ver un intercambio de camisetas entre Cristiano Ronaldo y algún otro “modelo” de jugador, preferentemente europeo, musculoso, rubio, de ojos celestes.
A este gran grupo de chicas solo les agradaría ver un intercambio de camisetas entre Cristiano Ronaldo y algún otro “modelo” de jugador, preferentemente europeo, musculoso, rubio, de ojos celestes.
Hay un 20% de chicas a quienes no les disgusta del todo, pero tampoco saben de fútbol. No entienden cómo puede seguir “jugando” Maradona con esa barba y esa barriga.
— ¿Y así corre todavía? Le podría dar un infarto, ya debe retirarse del fútbol. —Opinan convencidas. Claro, no tienen por qué saber más y para algunos Maradona tampoco debería estar, ni de entrenador.
Ellas no reclaman que cambiemos de canal y no les molesta —por lo menos no lo hacen notar— si en vez de salir nos quedamos a ver el partido. Hasta gritan un gol anulado por offside, pero es casi imposible explicarles por qué no fue gol.
— Ni hambre te da ahora, ¿no? —Dicen, pero con buen ánimo, creo.
Hay otro 20% de chicas que aprenden sobre fútbol, al menos lo intentan. Les interesa saber más para entendernos de la misma manera. Lo hacen para poder compartir el tiempo que se dan cuenta, reservamos para los amigos o simplemente para el fútbol. Y también quieren estar “disfrutando” de la emoción futbolera (pasando frente a la tv, mientras pedimos moviendo el cuello a ambos lados que por favor retire o limpie esa zona al menos en el entretiempo, porque no tenemos el cable que graba los partidos).
Estas chicas muestran real interés y es atractivo, a veces. Quieren saber por qué nos ponemos tristes cuando nuestro equipo perdió contra el clásico rival. Por qué ya no hablamos, por qué renegamos, por qué nuestro ánimo cambia. “¿Por qué ya no me miras amor?, ¡pero háblame!, ¡ya perdieron pues si juegan mal, son todos unos tarados!…” Quieren aprender más sobre lo que hace sentir el fútbol, hasta en los momentos menos indicados.
Nos acompañan al estadio, en tacos, muy bien vestidas, con una rica fragancia que contrasta con el ambiente (pero que también atrae barristas malcriados). Imagino que piensan que si no cambiaremos ¿por qué no unirse a la pasión y gritar los goles?
Otro 5% son chicas que sí saben de fútbol, posiblemente este dato sea mucho mayor, pero solo tomo lo que he conocido hasta hoy. Diría que son "atípicas" e interesantes.
Son chicas que son hinchas de un equipo (del nuestro), saben los nombres de los jugadores, saben que el Mundial se juega cada cuatro años y que solo juegan las selecciones de cada país clasificado. Saben que Perú no va desde el 82’.
Además de saber de fútbol, quizá hasta lo practicaron y conozco alguna que jugaba mejor que yo además, claro, eso no es muy difícil.
Increíble, pero cierto. ¡Ah! Y saben lo que es un offside.
Hay un 3% que se desentienden del problema planteado o quizá han sido poco estudiadas con respecto al mismo. Son las chicas que no saben o no opinan, que es lo mismo decir “les da lo mismo”. Solo saben de fútbol cuando decimos que tendremos una reunión para ver los partidos con los amigos y unas cervezas, o cuando les decimos que iremos al estadio, o cuando con las amigas comentan los “buenos” futbolistas que se ven en la transmisión del Mundial.
¿Falta un 2% restante?
Está reservado para las chicas que aun no conozco… futbolísticamente.
Está reservado para las chicas que aun no conozco… futbolísticamente.
¿Qué resultados tiene tu encuesta?
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