sábado, 3 de julio de 2010

Historias incompletas


Silencio, una vez más. Solo miradas frías sin saber qué más decir o qué es lo que está bien pronunciar. Todo está jodido y ninguno de los dos sabe cómo llegaron a ese punto donde resultan ser dos personas que se conocen demasiado pero que preferirían que no fuese así. El momento de verse sin hablarse o hacerlo para soltar una pregunta tonta.




— ¿Cómo has estado este tiempo? —Le dice para romper el hielo a pesar que solo ha pasado un mes.
— No lo sé, por aquí y por allá, tú sabes, me gusta cambiar. —Responde ella queriendo hacer notar que la respuesta es un compromiso más.
— Qué bien, claro que sé que te gustan los cambios, más aun los silenciosos, eres una mujer discreta. —Responde el golpe de manera sarcástica.
— No tengo por qué publicar lo que hago.
— Para eso tienes el facebook, ¿para qué más? —Añade sin dejarla terminar.



Silencio otra vez. Pero ahora con miradas que ya no son frías, sus rostros sienten una inusual calentura en invierno.


— Ya veo que no pierdes la gracia.
— Solo ha pasado un mes, es poco tiempo para eso.
— Sí, ya veo, estaba pasándola tan bien que pensé que habían pasado más días.
— Claro, me alegra eso, siempre es bueno tomar aire para mejorar el humor.



Y ambos sonríen al mismo instante y mirándose, lo que los hace sentirse descubiertos como niños con las manos en un pastel. Complicidad que recuerdan de antes.


— Oye, esa mirada es la misma que me ponías cuando estábamos en el cole y te decía que tu mamá estaba atrás mirándonos y nada.
— Siempre mentías, eso no lo has olvidado hasta hoy.
— Ah, es que debí estudiar teatro quizá. Pero era gracioso cuando volteabas, no encontrabas a nadie y luego me querías matar a golpes.
— Odioso como siempre, mi mamá era la que nos hubiese matado con la mirada.
— Tú mamá me amaba, solo que es mejor que tú para ocultar lo que siente o piensa.



Y ella sonreía recordando, olvidaba que la última vez que se vieron terminó con los ojos llenos de lágrimas por no comprenderlo, ¿por qué siempre era así?, ¿por qué a veces era tan frío y otras no?
Él quería abrazarla, como antes y siempre, sabía cómo poder llegar a ella sin pasar por los malos momentos, no era fácil pero apelaba siempre a los buenos tiempos, lo que ignoraba por completo es si el futuro sería bueno pasando la frontera complicada.


— Te veo luego. Y sigue sonriendo que se te ve mejor así.
— Sí, y tú no te pierdas en el camino, a la edad que tienes ya deberías conocerlo.



Y se despiden, van por lados separados cada uno, como tantas veces antes. Por miedo, por dudas, por respetar sus espacios, por tonterías. Por no querer separarse jamás, aunque contradictorio parezca. Los dos saben para sí que la línea fronteriza entre amistad y amor es la más complicada de pasar.


...


... (Feliz día a los amigos(as))


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