jueves, 15 de julio de 2010

Los poemas que tú haces

... (Y que yo no sé)



Julia, lo cierto es que yo no sé cómo hacer eso que tú haces —Le dije así de golpe y sin intención de nada. Ella volteó y me miró extrañada.



— ¡Cómo que eso que yo hago! —Y sonreí al darme cuenta que había hablado con la ligereza que no tienen los poemas en el fondo. Lo había dicho sin querer y más aun sin saber.



Era una forma inconsciente de reconocer que en mi corta vida y producción, ligada todavía al espacio bloggero y a poquitas apariciones esporádicas, no había tenido el tiempo o la suerte de saber cómo era la poesía actualmente y cómo era su creación.


Lo único que se me venía a la mente eran aquellos complejos poemas antiguos, de los que nos enseñan en el colegio y que terminamos —al menos en mi caso y ya lo he dicho antes— odiando por repetirlos tantas veces y por declamarlos con un disfuerzo terrible. No podía verme haciendo algo así y tantas veces mentí para que la profesora desistiera en su idea de ponerme a declamar en los festivales del colegio.


¿Pero y ahora cómo es todo esto? Y Julia conversando de todo un poco, de un poco haciendo un todo me fue adentrando en la poesía tal cual es y tal cual descubrí también hace escasos años de manera casual, con dos poemarios de Watanabe. El adentrarse, el estar en las letras y tomarlas como propias, el identificarse con lo que el poeta muestra. Lograr ingresar a un plano donde la sensibilidad te conecta a otros lados.

¿Y la métrica y la rima? No, olvida un poco eso, tienes que conocer más sitios, al mundo, a los sentidos, a las realidades diversas para luego contarlas a través de palabras que se unen.

Es como cuando uno busca algo que trasciende. En mis letras, que también quieren que los demás se identifiquen y las tomen como suyas, en la de los poetas que a través de símbolos también nos llevan a vivir fantasías o realidades. No sé cómo hacerlos, pero creo que casi ya sé cómo son y a dónde me llevan cada vez que los leo.

Julia me dejó en casa “BI Rey Nato”, su último poemario, no me atrevo a decirle “gracias por darme eso que tú haces”, hay que sentarse a leer. O viajar a través.


Nota: La siguiente es una crítica de experto a BI-REY-NATO (un resumen de ella), se los dejo a los que saben, en este caso a Giselle Klatic Salem.

Al ingresar al mundo poético de Julia, finos hilos de plata se van
tejiendo en nuestro interior. En cada enlace se escuchan acordes que vibran
entre la súplica, la fortaleza y la fe. Y todas las notas son tocadas, de ahí
que ella haya utilizado el siete, un número mágico y perfecto que simboliza la
relación entre lo divino y lo humano, para la estructura de un libro que busca
el equilibrio. La autora compone una melodía de 14 poemas. Los primeros siete,
divididos en la primera y última parte del libro, representan aquella
fragmentación, el desencuentro con dos ciudades distintas y por ende, con ella
misma; y el otro grupo de siete, concentrados en el corazón del libro, revelan
una voz poética que deambula como un fantasma tratando de encontrar un
territorio físico y emocional.
Nos encontramos ante un libro cuyos versos remueven, desordenan,
arrancan nuestra estabilidad. Un libro que busca la unidad, reconectarnos con
nuestra esencia para finalmente encontrar un suspiro de esperanza. El tema
medular del poemario es el desarraigo, sin embargo, en mí encontró aquel
territorio que la autora busca desesperadamente en sus letras. Un lugar para
echar raíces y crecer, incluso cuando sus hojas dejaron de brotar. BI-REY-NATO
es un libro con secuelas y efectos secundarios, que reverbera en la mente y nos
invita a un recorrido intimidante para enfrentarnos con nosotros mismos y
cuestionarnos.
BI – REY – NATO es un libro que nos regala imágenes vibrantes y
desgarradoras. Lugares comunes. Es una mixtura de referentes de aquí y de allá,
un grito que nos despierta, nos despabila, nos hace reír y llorar. Un testimonio
del ansia de pertenecer y reconocer nuestra identidad, descubrir quiénes somos a
través de los ojos del amante. Un encuentro con la unidad. Un recorrido de la
mano de una Julia cosmopolita que se entrega y se abre como una flor. Ella nos
regala un perfume intenso que se impregna en la piel y permanece en la memoria
gracias a sus notas a veces ácidas, a veces dulzonas, pero siempre melancólicas
y conmovedoras.
Sobre Giselle Klatic Salem (Lima, 1976)
Estudió publicidad en el Instituto Peruano de Publicidad. Ha trabajado como publicista, periodista y fotógrafa. En el año 2002 expuso la colección “Retratos del juguete artesanal”, individual de fotografía. “Alguien que me quiera” fue su primera novela, publicada con Borrador Editores en el año 2007, y ha participado en la antología “Matadoras, nuevas narradoras peruanas”, de la editorial Estruendomudo, con el cuento “Las dos orillas”. Actualmente trabaja como redactora creativa en una reconocida corporación dedicada a la producción y comercialización de productos de belleza y escribe el blog “Los 30”, bajo el seudónimo de “La Maya”.



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