jueves, 11 de octubre de 2012

Dedicatoria


Decir que quiero algo es más fácil
que decir que te quiero
porque al declarar sentimientos
olvido a un lado el escudo
para abrir los brazos
esperando un abrazo o aquella flecha envenenada.
Decir la verdad no es complicado
en un mundo que no sea este,
aquí se duda porque todos debemos estar
bajo las mismas reglas
de ocultar y cambiar según el color
de las cosas.
No me acostumbro,
pero me debo adaptar he dicho tantas veces,
no lo acepto, no lo comprendo,
me aprisiono al final,
cuando el hilo se vuelve a enredar.
Doy mis manos abiertas porque son mi piel,
así queden frías al viento,
porque he entendido también que
cada momento tiene una acción
y de regreso.
No está mal hacer lo que todos,
si es queriendo,
si está en las ganas de hacerlo, me digo.
Tal vez sea como aprender y que me entiendan,
como enviar un mensaje en papel
como antes.
De esos que no se sabe si llegarán
y esperas que sí,
que puedes quedar pensando toda una vida,
que sí
lograron su destino.
Pero lo hiciste, fue tuyo,
Fueron tus letras, tus palabras,
tus deseos.
Y utilizas lo que alguien
hubiese hecho, lo que muchos hacen,
para ser tú.
Lo deseo, lo siento, no espero reenvíos,
ni respuestas, ni tampoco réditos.
Solo que llegue a su destino.
Envío flores para ser parte de lo convencional,
pero no como todos,
voy sumando detalles y mis sentidos para ser yo.
Les pongo una dedicatoria,
una frase que bien podrías imaginar
escucharla al oído al leerla:
“Estas también son de verdad”.

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