jueves, 15 de mayo de 2008

Segunda Temporada


“Como la recuerdo” cumple un año este mes como blog publicado, pues la idea ya me rondaba en la mente meses antes, casi a inicios del 2007, pero como todo proyecto necesitó de un proceso inicial de concepción, que resultó complicado para ordenarlo, darle forma, segmentarlo en un estilo, por decirlo de alguna manera, para después ya compartirlo en la red. No ha sido fácil publicar – al menos una vez al mes -, lo ya escrito en el momento, llevándolo y enmarcándolo en el tema de las memorias. Ha sido comprometedor en muchos casos, me he visto descubierto y también he llevado a otras personas en el mismo camino sin querer, a pesar que "advertí" que no todo podía ser "muy mío", esto no ha sido considerado posible, algún cuento terminado siendo inscrito como vivencia personal, en fin, tampoco es una barrera, al contrario, resulta aleccionador.


No quise celebrar "el año" en sí, sino mas bien una etapa; el hecho que escoja a Mayo para tal motivo es porque encuentro razones para colocar a este mes como sinónimo de una evolución, un crecimiento alcanzado. Cuando empecé no tenía claro lo que era un blog, pero tenía la creciente necesidad proponer algo mejor con las ideas que me venían a la mente y no perder la mayoría como casi siempre había sucedido, para esto y hasta ese momento la PC funcionaba perfecta. Ya antes cuando niño me había pasado lo mismo, un cuadernito había servido para poner mis letritas casi "garabateadas" y hacer unos cuentos, que hoy no recuerdo bien, pero se perdieron con el pasar de los años. Cuando grande, mis cuadernos de la universidad en horas libres o en clases analgésicas, se acabaron por el mismo motivo, pero sin poder ser vistas por otras personas, sin tener una crítica. Era claro que necesitaba más. Decidí intentar algo nuevo, no valerme de lo que ya estaba escrito, exigirme en redactar y publicar en el mismo momento prácticamente (cuando tengo Internet a la mano), desde el sitio en que las ideas me encuentren: “Mejorar haciendo”.


Desde entonces decidí no tocar algo que haya escrito en un cuaderno viejo o valerme de archivos guardados en la PC (solo en el caso de “Sonrisa al desamor” por el hecho que me sorprendía como un hecho que había pasado tanto tiempo atrás vuelva y haga un escenario comparable al presente de ese momento); repetí un hecho que me hizo recordar a unos años atrás y verme desechando la idea de recuperar algunos (muchos) escritos, canciones, etc, que había dejado en una casa que se volvía ajena para mi. A pesar de lo duro que resultaba desprenderse de esas creaciones que costaron elaborar, no me arrepentí nunca de no mirar atrás e intentar empezar otra vez por muy complicado que resultaba. Y lo logré, empecé y no he podido parar, no quiero hacerlo; aprendí escribir en pocas horas - a pesar del ruido de cabinas de Internet o de la oficina o de las interrupciones, etc. - o minutos. No digo que sea así de fácil y rápido tampoco, muchas veces las ideas se me fueron, me abandonaron. Y no sé bien por qué sucede así. Imagino que es normal y lo tomo de esa forma. Sucede que hay días que ayudan a que se pueda sentir muchas luces alrededor pero también otros en los cuales lo externo forma un halo difícil de romper o desaparecer y te aisla.


Hay muchos recuerdos aquí, buenos y malos. Muchos míos y otros no tanto (intentaré convencer) porque los comparto con alguien más. ¿Cómo la recuerdo?... Así. Sí, así… Con días soleados y piel bronceada sobre la arena; bajo el agua nadando sumergidos en sueños de libertad. Frente al mar y viendo como los pelícanos cruzan el horizonte partiendo al paisaje en olas, inmensidad; cielo anaranjado, inmensidad. Con la nariz y las manos congeladas y húmedas, con abrigos e impermeables para protegerse de la llovizna, con los zapatos cruzando el pavimento duro y embarrado. Mirándome desde su ventana cuando regresaba a casa y pidiéndome que temprano en la mañana nos sentemos juntitos en clases. Alejándose para no decirme adiós, y yo deseando irme para no herirnos más. Escuchando conmigo a Bon Jovi y pidiéndome “These Days” para quedarnos sentados, ella – mi abuelita - con sus casi noventa años y yo un muchacho larguilucho de secundaria cuidando que no se tropiece al andar. Dándome su mano para llevarme a aprender mis "primeras materias" y en la otra llevándome la lonchera y siempre cuidando que mire por dónde camino para no caerme, ella aprendiendo a ser mamá. Mucho más. La recuerdo, a mi vida. Sí.


Alguna vez dejé de escribir, hoy no imagino volver a hacer algo así, no puedo caminar sin pensar en lo que puedo hacer para el siguiente post o para algún otro proyecto personal, hay ratos en que muchas ideas vienen y tengo que aprender a canalizarlas y ordenarlas para que no me aturdan, tengo tarea pendiente aun, mucha. Mi blog funciona tal cual lo quise y lo quiero, como un medio para aprender, y eso me basta por ahora, pero estoy conciente que es el inicio y que debo prepararme.

Espero las ideas. Estoy deseando hacerlo cada vez mejor, por mí. Por ti.


Muy Agradecido…

Cae!



Pd. Gracias a todos los que siguen “Como la recuerdo”, es un momento especial y quiero celebrarlo, porque quiero seguir. Estamos en otoño - con mucho silencio en algunos rincones de la ciudad por el ALC-UE- y cielo gris, característico de la capital en esta temporada. Hoy también cumplo años, y mamá recuerda que en Lima lloviznaba desde temprano, hoy faltó eso, pero nada importa, la familia está reunida y muy unida, como siempre. Y los amigos se acordaron. Mil gracias a todos.




No hay comentarios.: