lunes, 1 de noviembre de 2010

¿Dulce o truco?



Truco.
La estrategia era riesgosa, difícil, pero necesaria. Desde un inicio sabía que si salía mal perdería todo y más aun quizá hasta saldría golpeado. Pero continué, como otras veces pensé que si valía la pena pasaría el obstáculo, luego de eso lo que vendría solo dependería del buen tiempo y del futuro incierto.

“Lo mío, estratégico por un lado y conveniente por el otro, es una distracción
que funciona mejor de a dos, con complicidad. Tú sonríes y yo pienso ‘aquí pasa
algo’; tú recuerdas ‘que no me has visto antes, pero sí solo que no debo
saberlo’…”


¿Por qué debería ser así?, me pregunté antes de iniciar. Creí (y lo creo aun) que ella podía hacerme feliz, que yo por mi parte, la podía hacer sonreír más veces de lo normal y juntos podríamos pasarla bien, al menos mejor que las últimas épocas. Confié que a pesar que estaba yendo contra lo que la experiencia me había enseñado, vivir con la maldita distancia, ella valía (y vale) aun más y se podía manejar, a pesar que no la conocía (no la conozco mucho tampoco hasta hoy) y eso me hacía plantearme un escenario nuevo, interesante pero a la vez con mayor riesgo. ‘El que no arriesga no gana’, decidí, y empezamos a hablar luego de que por casualidad (porque no recuerdo cuándo ni cómo le di mi número) nos comunicáramos para otras cosas. La llamé, le dejé mensajes y me los respondió. Traté de hacer lo que en estos tiempos modernos se hace más aun cuando no se está en el mismo lugar, conocernos con apoyo de la tecnología; y poco a poco fui haciendo una conversación cada vez más personal.

Para entrar más en confianza y ser directo le di una pequeña lista de las personas que me gustaban (la enseñanza capitalina me ganó, las épocas donde todo se quiere y se necesita saber rápido). Entre las cuatro chicas que mencioné estaba ella, no mentí. Y creo que de haber puesto posiciones estaría arriba en el momento, pero no lo mencioné para no parecer demasiado ansioso. Ella, ante la misma pregunta, también me dio una lista incluyéndome. Hasta ahí todo estaba bien.

“La idea es sencilla pero no fácil, tengo que lograr distraerte, si se puede
enredarte y dejarte avanzar pero por donde quiero, luego debo asegurarme que
piensas que vas ganando, hasta imaginar que sonríes creyéndome infantil; no sé
jugar ajedrez, pero algo de eso me han dicho que hay…”


El paso siguiente era crucial, demandaba hacer frío el corazón y los deseos, porque debía mostrar mi lado difícil y complicado (que todos lo tenemos), en momentos donde cualquier manual para iniciar relaciones diría que es imposible e incoherente si se quiere ganar. Pero estaba convencido que si quería algo serio y ella se lo merecía, debía también poner el obstáculo primero, pasándolo todo sería fácil, al menos en teoría. Y dije que no me gustaba cuando alguien me daba su palabra y no la cumplía, que no me gustaba que se acordara en algo, así sea pequeño, y que no se haga o al menos no se intente o no se ponga una excusa valedera en el momento más oportuno. Y le di mis silencios, para que ella los llenara con su vida para conocerla, cuando se supone que a las chicas no les gusta así. Dejamos de hablar un par de veces y hasta le dije que no pensaba llamarla luego de eso. Le dije que mi carácter era fuerte, que no era tan dócil ni tranquilo. Exigí sin tener una relación. Compliqué el inicio amistoso y adelanté las cosas a como cuando uno lleva ya varios meses con la pareja. Intenté ser lo más real y transparente posible.

Buscaba mostrar algo real, que no soy tan bueno ni tan malo, que tengo de ambos lados y quería que lo supiese desde el inicio. Las relaciones siempre empiezan con toda la parte linda, la estrategia era al revés, sabía que era suicida, pero estaba decidido.

“Mi estrategia es que quieras y desees atacarme y que olvides defenderte, que
seas tan distraída como yo, crees que soy”.


No buscaba (busco) a una chica más, buscaba (busco) a la chica que me gustaba (y me gusta aun), pero mostrándole el cómo soy, sin mentiras.



Dulce.
Esta era la opción más fácil, la común, la que cualquiera hubiese elegido. Ir por el cauce natural; conocer, conversar, afanar, portarse muy amable, ser cariñoso, atento, mentir un poco, contar historias, ser un héroe de ficción, cambiar la rutina habitual, olvidar el machismo, etc. Ya luego que todo esté consumado y pase el tiempo empezar a mostrar el carácter, decir lo que no se quiere y lo hasta dónde se puede llegar, es decir, hasta qué límite ella está condicionada a caminar. Y no elegí esa vía.

Darle un caramelo para que luego al terminarse el sabor dulce que la hubiese enamorado no era lo que consideraba como un plan posible. Lo hubiese podido hacer con cualquier chica, pero ella no.


¿Qué pasó?
Luego de haber elegido el camino difícil puedo decir algunas cosas. Primero, no lo intenten, los riesgos pueden tener efectos colaterales, diría que graves. Depende mucho también de lo que ella piense y sienta, de cómo lo tome, pero lo habitual o normal sería que se asuste, se desanime y deje todo ahí en nada, ‘para qué iniciar una relación con alguien que te dice desanímate’. Es cierto, sabía que la estrategia era mostrar, revelar la realidad. Pero no podía calcular el efecto en ella, y si lo tomaría bien, si entendería. Podía ver todo lo malo y solo quedarse con eso en el futuro, entonces pensaría que la vida a mi lado sería así de terrible. Lo cual no es cierto, no soy tan complicado como parece.

Por otro lado, también he advertido otros factores, que quizá yo solo sea un gusto y como tal estoy por debajo de la preferencia de otro mayor y con ninguna estrategia suicida.
En un momento pensé que el interés no era tanto como creí y que el mío era más grande, lo cual no me gustaba. Ahora, no puedo saber si es así, puede ser un efecto de cómo iba mostrándome, la parte dura.

Lo que pasó (no sé si decir ‘al final’) es que luego de la última vez que conversamos y que tuve que colgar porque no quería arruinar (aun más) la incipiente relación, ella me respondió, algo así como que éramos amigos y que también le interesaba que me vaya bien, etc. Además envió un SMS, que (con temor a que se enoje profundamente por ponerlo aquí) decía así:

“Eres un buen tipo, un buen ser humano, ojalá encuentres a alguien que te quiera mucho y TE ENTIENDA.”

Quien sepa ‘traducir’ en idioma femenino que lo haga. Qué elegirías: ¿Dulce o truco?






3 comentarios:

Anónimo dijo...

fue muy interesante para leer. Quiero citar el mensaje en mi blog. Se puede? Y otros una cuenta en Twitter?

Anónimo dijo...

Es tan complicado elegir, el truco como tu mismo lo dices es una estrategia suicida, y si no lo es? Y si esa chica aún piensa en ti, pero tiene miedo que en tu afán de mostrarle tu lado "difícil" por ponerle un nombre, la hieras o hagas daño...? A pensar Cae.
Las mujeres son una caja de sorpresas pero lo más interesante es que como me dijo una amiga alguna vez, su corazón está lleno de secretos.

Carlos Enrique dijo...

Están autorizadas a reproducir el texto las personas que citen la fuente. A manera de respeto.

Mi cuenta en Twitter es: @cae_moncadaleon


Muchos saludos.


Ya estaré publicando, estos días han sido difíciles para ponerme a escribir.