jueves, 29 de diciembre de 2011

Trujillo Rock's!


He vivido más de cinco años en Trujillo entre idas y venidas, desde que mamá y papá nos llevaban con mi hermano a la casa de la tía Sofi y jugábamos hasta cansarnos con Norka, mi hermanita. Hasta hoy supe que hoy 29 de diciembre es el día de la ciudad, ignoro demasiadas cosas que no me enseñaron ni en la universidad, que también está ahí.

En Trujillo probé la primera hamburguesa de mi vida, lo recuerdo muy bien, no sé si desde ese instante la convertí en uno de mis ‘fast food’ preferidos. Fue una noche que regresamos con mamá del centro de la ciudad, entonces nos detuvimos a pedir ese pan con carne, huevo, salsas y tomate que veía tan grande, llevamos varios a la casa recuerdo, ¡qué rico día!

En Trujillo me compraron mi primer juguete de cómic, era un Spiderman que no cabía en mis manos (yo no cabía en mi cuerpecito de niño de la emoción) y que no dejé de ver en un estante de la tienda donde habíamos llegado. Compramos dos, uno para Paulo que sonreía con su pañal y chupón. Los tuvimos mucho tiempo, eran indestructibles como ese momento.

A Trujillo fui la primera vez que estuve en una universidad pero a una carrera que no me gustaba, no sé si por mis ganas de ser el malcriado rebelde o el que contradecía pero regresé de Lima para estar entre clases de dibujo y números que llegué a aborrecer al poco tiempo. En esa ciudad saboreé por primera vez el amargo sabor de la derrota en el campo académico y de las decisiones equivocadas. Luego de eso fui a otra universidad en una ciudad calurosa, en la que estuve algo más de un año, en una carrera que terminé, pero por cuestiones del destino, otra vez en Trujillo cuando mi papá se había opuesto a mi regreso en un inicio. Y volví buscando algo, por sentimientos más que por convicción, en ese momento no convine que solo en el futuro uno puede conectar ciertos puntos de la vida, de las decisiones y saber el por qué.

A Trujillo viajaba muchos fines de semana por ver a una chica. Lo increíble de esto es que lo hacía por un impulso que no había sentido antes, no sabía qué pasaba conmigo, me resultó incomprensible que a pesar que me gustaba mucho nunca le dije que quería estar con ella. Y me ponía nervioso al llamarla por teléfono, al ir a su casa a verla, me asustaba la idea de encontrarla con novio. Era extraño, no me pesaba viajar casi 8 horas para verla, me sentía muy bien a su lado pero no le podía decir más, ¡qué molestia saber que la costumbre de ese tiempo era que el hombre tenía que manifestarse! Hasta hoy recuerdo que vimos un partido de fútbol en su casa, jugaban Perú y Brasil, ella detestaba el fútbol y aun así puso el canal y pasamos la tarde viendo el partido. La selección perdió ese día, yo sentí que la perdía también por no decidir, por saber que en muchas etapas que vivimos por diversas razones nos separamos en distancia, sabía que la perdía por estar lejos pero más por no ser valiente y decirle que lo que más deseaba en esos momentos era abrazarla y decirle que la quería.

A Trujillo regresé luego de mi primera derrota académica, ya mencionada, buscando un sueño que no solo era profesional si no que como mucho en esta vida, tenía el rostro de una chica, tenía un aspecto sentimental. Entonces ingresé a la universidad y en esa nueva adaptación no tardó en aparecer el fantasma de la soledad, que me gustaba hasta cierto punto, no sé si me ayudaba a encontrarme como persona, pero que luego de un tiempo llegaba a incomodar, a pasar a convertirse en angustia y en envidia. En esos días pasé mi primer cumpleaños fuera de casa, sin mi familia. Todo pasó tan rápido y se dio como para no ir a casa, esa noche llegó una linda chica con quien compartíamos aula y carrera. Miré al cielo estrellado, la luna linda que alumbraba la noche me dijo que por algo había regresado y que esta vez no iba a fracasar, que la maldición de estar en esa ciudad no era cierta, quizá. La besé sin palabras hasta que desde arriba de las escaleras su papá empezó a llamarla. En Trujillo me enamoré.

En Trujillo y en días difíciles escribí mi primer libro, a mano. Eran canciones y algunas otras cositas, todas para la chica con la que había pasado casi dos años y con la cual ya habíamos terminado. Casi a finales de año y de ciclo como suele ser una costumbre jugamos al ‘amigo secreto’ en un curso de la universidad y por esas cosas raras que tiene el destino su nombre estuvo en mi papel. Se suponía que lo más probable era que nunca más íbamos a estar juntos pero de pronto tenía que regalarle algo. Mi regalo fue más que el libro, donde recopilé los escritos de los buenos tiempos y de los malos, cuando llegó el momento de entregarlo solo vi lágrimas, no solo los de ella, la profesora que estaba cerca no dejaba de llorar.

En Trujillo pasé mi primer año nuevo fuera de casa, en Huanchaco, con mi enamorada de esos días y una amiga que hasta hoy me aconseja. En Trujillo me embriagué por primera vez hasta no saber dónde estaba. No tomé ron con Coca-Cola hasta muchos años después. En esta ciudad me divertí desde el día hasta el siguiente amanecer, hasta romper las botellas de trago porque ya las manos no dan más y escuchar música de los teléfonos celulares porque nos habían cortado la luz eléctrica para ya irnos de la casa donde estábamos.

En Trujillo fui al concierto más romántico (hasta cuando tenía como 22 años) que puedas imaginar. La noche fue perfecta, estaban las canciones que me habían acompañado de adolescente, con las mejores letras que me las sabía de tanto darle vueltas a un casete. Le canté varias de esas melodías al oído a la linda enamorada que tenía, sé que no tengo la mejor voz pero para ella era mucho más que la del cantante e incluía muchos abrazos y besos entre canción y canción.

En Trujillo me decepcioné del amor por primera vez (sé que todos esperamos que si debe existir algo así solo sea una y nada más). Me dolió, lloré amargamente, destrocé algunas cosas que tenía a la mano, pasé mucho tiempo queriendo olvidar, tardé demasiado en entender que parte de querer a alguien también es dejarlo ir y gran parte de quererse uno mismo es no dejarse ir.

En Trujillo hice promesas que cumplí, muchas de ellas ya locas e insensatas, pero soy sincero al decir que si tengo una falta enorme. Me apena un compromiso hecho a un amigo el cual no podré realizar nunca porque se fue sin avisar y no pudimos concretar nada. Hasta ahora cuando voy parece que escuchara su acento selvático al llamar para organizar una reunión de amigos de la universidad. En paz descanses chino.

En Trujillo hay primaveras y primaveras. No iba al corso que hacen por ese motivo, algunas veces por estar en otro plan en otras por aprovechar esos días para viajar. No ha sido mi gusto quizá. Creo que en Trujillo ya no hay muchas primaveras, al menos no en las fechas que debe tocar, hace mucho frío entre agosto y setiembre, pero me encantaba estar entre madrugadas que hacían nacer la mañana con neblina y pequeñas lloviznas, regresando a pie desde el centro luego de haber bailado y tomado hasta cansarme. Recuerdo algunas de esas llegadas a casa con el parabrisas empañado con aquella chica que bailaba como nadie y que hizo que Trujillo sea el lugar donde aprendí a bailar algo de salsa (al menos lo poquito que sé) y no solo sea de baladas rock. El premio eran unos besos súper apasionados de regreso a casa con el taxista de cómplice, ahora creo que el premiado era yo, aprendí a bailar y ella me danzaba con sus rizos rubios una canción con pasión.

En Trujillo aprendí que no es bueno dejar de ir a clases por ir a la playa. Aprendí que no se pueden borrar las inasistencias comprando certificados médicos vendidos por esos tipos que están cerca al Banco de La Nación del centro. Gasté casi todo el dinero que tenía destinado a mis vacaciones para comprar varios de esos que me pedía un profesor para no jalarme de ciclo. Cuando llegué agotado y exprimido de los bolsillos para darle aquel papel falso, que él lo sabía así porque fue quien me lo exigió, me miró, tomó el sobre que arrojó sin importarle y me dijo ‘ya sabes para lo que viene de tu vida, sé responsable’. Tuve once de nota.

En Trujillo…


(Versión incompleta)






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