He llegado a la
última página de un libro que comencé hace como cuatro meses atrás. Lo
considero una barbaridad ya que referida obra no fue aburrida ni trata sobre
matemática o física cuántica. Pero confesaré que me considero un mal lector y
de seguro esto no es creíble para algunas pocas personas que me conocen o tal
vez sea una decepción. Pero así es esta parte de mi realidad influenciada por
la nueva y fastidiosa manera que los jóvenes adoptamos de leer cosas así de
rápidas como un ‘tweet’ o una publicación del tipo ‘qué estás pensando’ de
redes sociales. Lo cierto es que leemos el titular más no seguimos con la
noticia. Si hasta aquí te aburrió lo que escribí no te culpo, yo hago lo mismo
con muchas de las páginas que empiezo a leer, o las dejo para después o para
nunca jamás y que me la cuente alguien si se da el caso.
Ante todo esto y
algunas revoluciones mentales y sentimentales más, he pensado que debo cerrar
(aun no sé si definitivamente) mi cuenta en Facebook y tal vez también la de
Twitter, para poder hacer cosas distintas y quizá volver a intentar la usanza
antigua de leer libros en papel, diarios, revistas, etc. (Además para realizar algunas
decenas de actividades más que se dejan de lado por andar mirando la pantalla
de la computadora o del Smartphone). Esa idea ha rondado mi cabeza varias veces
y aun dudando que sea la solución completa, debo decir que no resulta tan fácil
y estoy consciente que hasta puede ser una acción que produzca un
arrepentimiento posterior. Tanto lío me ha causado al punto de llegar a cuestionarme
esta decisión auto respondiéndome con algunas preguntas (Sé que suena incoherente y
no me interesa mucho si hasta aquí ya más del 90% de personas que iniciaron
esta lectura dejaron de hacerlo en el primer punto y aparte):
¿Y cómo te enterarás de lo que pasa en el mundo (o hasta con el perrito de tu amiga) en tiempo real?, ¿acaso no has ganado dinero manejando cuentas de redes sociales?, ¿no ha sido tu fuente de ideas para algunos casos? Y entonces me detengo y digo que ‘puedo manejarlo’, que a pesar de eso podría vivir de manera distinta a los demás.
¿Y cómo te enterarás de lo que pasa en el mundo (o hasta con el perrito de tu amiga) en tiempo real?, ¿acaso no has ganado dinero manejando cuentas de redes sociales?, ¿no ha sido tu fuente de ideas para algunos casos? Y entonces me detengo y digo que ‘puedo manejarlo’, que a pesar de eso podría vivir de manera distinta a los demás.
Pero la mente
rápida repregunta como para ‘rejoderte’ y te deja sin piso: ¿No es ahí donde se
responde lo que todo hombre desearía saber? Esa preguntita que pasa
desapercibida de tanto verla pero que muchos pagaríamos por tener la respuesta
en todo momento, esa de: ¿Qué estás pensando… mujer?
Username…
Password… Click… ¿Qué estás pensando?
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